Junio 5 de 2020
UN VIGILANTE EN MIS LABIOS
“Medirse en las palabras es proteger la vida,
pero el que habla demasiado termina destruyéndose”
Proverbios 13:3 (PDT)
Puede considerarse que el acto de comunicarse nace en el corazón de Dios, esto por su interés de tener una relación íntima con la humanidad a través de su Santa palabra y la oración; además la comunicación es esencial para la vida en sociedad, teniendo en cuenta que dicho proceso permite que las personas compartan mensajes e información entre sí. Sin embargo, la mayoría de los problemas en las relaciones humanas surgen por diversas dificultades a la hora de comunicarse.
Veamos a continuación cuales son las formas de comunicación, para así comprender por qué en ocasiones se presentan inconvenientes:
Comunicación pasiva: Característica de aquellas personas a las que se les dificulta exponer sus pensamientos o puntos de vista por miedo al enfrentamiento por parte de los demás.
Comunicación agresiva: Característica de aquellas personas que usan un lenguaje verbal o no verbal combativo y poco amable, por lo regular usan la frase: “yo digo lo que pienso y que importa si ofendo”.
Comunicación asertiva: Característica de aquellas personas que poseen la habilidad de expresar un mensaje en el que las palabras y los gestos trasmiten claridad y, al mismo tiempo, una actitud de respeto y empatía hacia el interlocutor.
Una vez aclarados los términos anteriores, podemos llegar a la conclusión que la forma de comunicación que todos los seres humanos debemos practicar es la asertiva; no obstante, es la menos utilizada.
Para que la comunicación asertiva sea posible, es completamente necesario controlar las emociones, de tal manera que podamos evitar las conductas pasivas o agresivas; y esto solo es posible a través de una relación cercana con el Espíritu Santo de Dios, quien produce en nuestra vida el dominio propio.
“En cambio, el Espíritu produce amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.
No existe ninguna ley en contra de esas cosas”
Gálatas 5:22:23 (PDT)
Hace parte del dominio propio pensar en lo siguiente antes de hablar:
¿Lo qué voy a decir es verdad?
¿Lo qué voy a decir es necesario?
¿Lo qué voy a decir edifica al oyente?
¿Lo que voy a decir glorifica a Dios?
Si alguno de los anteriores interrogantes tiene por respuesta un no, entonces es mejor guardar silencio.
“SEÑOR, ponle un guardia a mi boca
y un vigilante a la puerta de mis labios”
Salmos 141:3
Dios te bendiga
Alejandra Bustamante.
2 comentarios:
Meditar en la Palabra de Dios, permite la palabra rebosante de sabiduría.
Bendiciones
Amén. Excelente aporte mi hermana. Bendiciones.
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