¡TALITA CUMI!

Agosto 13 de 2020


¡TALITA CUMI! 


“Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate” 

Marcos 5:41 

Un hombre llamado Jairo, que era de los principales de la sinagoga fue donde Jesús, sin temor y sin demora, en busca de un milagro; su pequeña hija de doce años se encontraba gravemente enferma. Y sucedió que en el preciso momento en que expuso su dolor al Señor, vinieron de su casa a decirle: “No molestes más al maestro, tu hija ha muerto” 

Ante las anteriores palabras, Jesús le dice a Jairo que no tenga temor y le insta a creer. Llegando a la casa donde se encontraba la niña, el Señor se dirige a los que estaban allí, llamándoles la atención con las siguientes palabras: ¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, ella duerme, pero con tal afirmación, todos los presentes se burlaban. Jesús entonces, hace salir del lugar a los burladores y se queda solamente con los discípulos que le acompañaban y los padres de la niña. Acto seguido, obra un milagro extraordinario, de la siguiente manera: 


“Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate.

Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente. 

Pero él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que se le diese de comer” 

Marcos 5:41-43 


¡Qué maravillosa historia! Muchos daban por muerta a la pequeña niña, pero Jesús NO, ÉL sabía que su Poder podía levantarla y solo se trataba de un instante de sueño, por eso retiró del lugar a quienes eran faltos de fe y confianza. 



Amada mujer, ¿Alguna vez has sentido que no dan ni un solo peso por ti? ¿Te han menospreciado en cualquiera de las áreas que te desempeñas? Te tengo una noticia, a mí sí, sucedió en mí primera experiencia laboral, recuerdo que dos profesionales encargadas de supervisar mi trabajo, que en ese entonces era dictar algunos talleres de salud mental, estuvieron toda una jornada acompañando y observando mi labor. Cuando llegó la hora de recibir la evaluación, una de ellas me manifestó lo siguiente: “veníamos preparadas para ver un fiasco de exposiciones, porque sabemos que solo hace un mes que egresaste de la universidad, pero nos has dejado perplejas con la excelente labor que desempeñas” 


Querida amiga, aquellas mujeres sin conocerme, me habían desahuciado como profesional, pero el Dios que habita en mí me revistió de poder y autoridad, me levantó y me recordó que no son mis fuerzas ni mi intelecto, es su presencia a través de mí, es su gracia inmerecida. 


Ese mismo Dios que levantó a la niña que daban por muerta, me ha mostrado el valor que poseo en sus manos y quiere hacer lo mismo contigo, aunque te hayan rechazado, aunque no valoren tu vida, ÉL hoy te susurra al oído así: Niña, a ti te digo, levántate” 


Dios te bendiga.


Alejandra Bustamante.


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