¡LUEGO NO DIGAS QUE NO TE AVISAMOS!

Septiembre 1 de 2020


¡LUEGO NO DIGAS QUE NO TE AVISAMOS! 



“Al contrario, le gusta la enseñanza del Señor y la estudia de día y de noche” 

Salmos 1:2 

En el devocional de ayer analizamos Salmos 1:1, allí Dios nos dio un mensaje de alerta frente al tipo de personas que debemos evitar (las que dan malos consejos, las que practican deliberadamente el pecado y a las escarnecedoras), incluso llama bienaventurado, a quien guarda distancia con ellas; para dar continuidad a este tema, hoy retomaremos el mismo Salmo en su versículo #2, es decir, el que encabeza el presente escrito. 

Fijémonos que el texto referenciado inicia con la expresión “al contario”, lo cual indica que este versículo está haciendo un contraste o comparación con el de ayer. En este sentido, el salmista está afirmando que es afortunada aquella persona que medita en las enseñanzas del Señor de día y de noche, en vez de establecer vínculos estrechos con quienes practican los malos hábitos enunciados en el párrafo expuesto previamente. 

Para dar una mejor explicación a lo anterior, citaré además la siguiente porción de las escrituras: 


“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” 

Josué 1:8 

Esta verdad, nos enseña que, si deseamos prosperar nuestro camino, necesitamos enfocarnos en la palabra de Dios, cuyo consejo es mejor que el del ser humano y sobrepasa en beneficio, a cualquier tipo de compañía. Dicho de otra manera, el secreto para una vida bienaventurada, es alejarnos de todo lo que va en contravía de Dios y, por el contrario, estudiar su palabra de día y de noche. 

Sin embargo, el estudio de las sagradas escrituras no debe ser en vano, este ha de impactar por lo menos en tres aspectos de nuestra vida: 

  • En la boca: La palabra de Dios debe formar en nosotras un nuevo lenguaje, que traiga mensajes de bendición y no de maldición, para la sana edificación del oyente. Eso que hemos aprendido de las sagradas escrituras, debe ser trasmitido a la hora de hablar.
  • En la mente: Llenar nuestros pensamientos de todo aquello que Dios nos indica a través de su palabra, es ahí donde debe estar enfocada nuestra atención.
  • En la práctica: No basta con conocer y hablar la palabra de Dios, es necesario obedecerla.

El salmista nos está dando un aviso: Filtra los consejos que recibes, filtra tus compañías y permite que la palabra de Dios sea quien direccione tu vida, si deseas que te vaya bien. 

¡Luego no digas que no te avisamos! 


Dios te bendiga


Alejandra Bustamante



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