Octubre 30 de 2020
¿PUBLICANA O FARISEA?
“Si neciamente has procurado enaltecerte,
O si has pensado hacer mal,
pon el dedo sobre tu boca”
Proverbios 30:32
La biblia enseña que en cierta ocasión, Jesús aborda a algunos hombres que confiaban en sí mismos como justos, menospreciando a los otros. Para darles una lección, les cita la siguiente parábola:
“Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”
Lucas 8:10-14
El texto evidencia cual es el resultado que obtiene una persona cuya pretensión es enaltecerse, además de mostrar también, la recompensa de aquel que reconoce su condición delante de Dios y no se autodefine como superior a los otros.
La mayor parte de los problemas en las relaciones humanas (familiares, comunitarias, laborales), se dan porque lo seres humanos tendemos a buscar culpables, sacándonos en limpio ante cualquier dificultad y creyéndonos “intachables”. Levantamos muros de orgullo, altivez y falta de misericordia.
El proverbio que encabeza el devocional del día de hoy, nos hace una invitación muy especial:
“Si neciamente has procurado enaltecerte,
O si has pensado hacer mal,
pon el dedo sobre tu boca”
Proverbios 30:32
Rindamos al Espíritu Santo cada una de nuestras áreas, como hijas, madres, esposas, amigas, empleadas, vecinas; pidamos su guía, que sea ÉL mostrándonos cómo es nuestro accionar con respecto a las demás personas, con el fin de llegar a una actitud de quebrantamiento, que nos permita reconocer nuestras múltiples fallas con humildad y sin creernos perfectas.
Recordemos constantemente que somos unas necesitadas de la gracia del Señor, de su misericordia y perdón, de esta misma manera debemos responder a las ofensas de otros.
Dios te bendiga.
Alejandra Bustamante.
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