Junio 23 de 2020
PAPÁ ESTÁ PESCANDO, ¡QUÉ DIVERTIDO!
“Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”
Mateo 18:3
El de ayer no fue un día fácil para nuestra familia, teníamos varios planes para realizar, pero ninguno de ellos pudo ejecutarse. En la mañana, cuando me levanté de la cama vi como nuestro patio empezaba a inundarse, tan pronto lo supe le dije a mi esposo, quien me dice con la tranquilidad que le caracteriza: desayunemos para luego encargarme del problema.
Una vez desayunamos, él se puso manos a la obra, mientras yo me ocupaba de entretener a nuestra hija en una de las habitaciones. Pero, ¿han escuchado el famoso dicho, el remedio fue peor que la enfermedad? Algo así nos pasó, lo que con buena intención hizo mi esposo ocasionó que en nuestra casa se formara una piscina, entonces tuvimos que acudir a la ayuda de uno de nuestros vecinos, quien nos prestó una pesca (para quienes no saben qué es, es un alambre largo acerado, útil para destaquear tuberías).
Mi esposo se acomoda e introduce aquel alambre por el sifón de desagüe y empieza a moverlo, cuando nuestra hija se asoma por la ventana de la habitación y ve la escena en la que estaba su padre, empieza a brincar mientras gritaba: "Papá está pescando, papá está pescando, ¡que divertido!, es mi turno, déjenme pescar". Como si se tratara de un juego.
De nuevo, Dios usa a nuestra pequeña para darnos una enseñanza. Estábamos tan angustiados porque cada vez salía más agua y luego de varios intentos no se lograba solucionar el problema, sino que antes empeoraba, sentíamos tanta pena de no poder cumplir con algunos compromisos que teníamos para el día; pero esa actitud de nuestra hija me recordó la importancia de ser como niños.
Los niños disfrutan de cualquier circunstancia, pero en especial dependen 100% de sus Padres y se gozan en su compañía, así que luego de esa gran lección le dije a mi esposo: Clamemos a nuestro Papá, dependamos de Él.
Luego de orar, como un niño pidiendo con confianza a su Padre, nuestro Dios envió ayuda y se logró solucionar el problema; requirió tiempo y no pudimos responder a los compromisos que teníamos, pero tuvimos una gran enseñanza: Ser como niños, sin angustias, sin preocupaciones, gozándonos los más mínimos detalles y acudiendo a nuestro Papá con plena certidumbre de que siempre hará lo mejor.
Querida amiga, hoy te invito a que te acerques a tu Padre como una niña, como su pequeña hija, necesitada de su cuidado y amor.
Alábalo con esta canción:
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