Noviembre 6 de 2020
EN LA NOTARÍA
“Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”
Apocalipsis 20:15
Se acercaba nuestro matrimonio, ambos debíamos conseguir el folio del registro civil de nacimiento, teniendo en cuenta que era uno de los documentos requeridos para establecer dicha unión. Le pregunté a mi mamá en qué notaría había registrado mi nacimiento y una vez aclarada la información, me dirigí a al respectivo lugar; allí me entregaron varios libros gordos y pesados, la misión en ese momento era buscar cautelosamente, entre muchos folios registrados en septiembre de 1986, el correspondiente a mi registro civil.
Después de mucho buscar, encontré mi nombre y no se imaginan la alegría que sentí, pues realmente fue una labor ardua; supongo que una dicha aún mayor se debe sentir cuando nos hallemos en los expedientes celestiales, en el libro de la vida.
Ahora bien, ¿qué es el libro de la vida? No se trata literalmente de un libro físico, sino espiritual, y le pertenece a Jesucristo (Ver Apocalipsis 21:27). En él se encuentran los nombres de quienes son considerados justos ante Dios y que, si permanecen fieles hasta el fin, recibirán la vida eterna (Ver Apocalipsis 3:5). Cuando alguien es borrado del libro, significa que está destinado a morir eternamente (va al lago de fuego), como lo expresa el versículo que encabeza este devocional.
Hay personas que afirman que el infierno no existe, argumentando que un Dios tan bueno no podría crear un lugar así para los seres humanos; en efecto, el infierno no fue diseñado para ninguna persona, sino para Satanás y sus demonios, lo que sucede es que por la desobediencia, la humanidad se ha hecho acreedora a este destino.
Sin embargo, el pasaje de hoy, pese a contener un mensaje bastante fuerte, trae en sí mismo una esperanza: Hay quienes sí estarán inscritos en el libro de la vida. ¿Quiénes? La respuesta es sencilla, todo lo que contiene vida, proviene de Cristo, no en vano él se definió a sí mismo como el camino, la verdad y la vida (Ver Juan 4:6), por tanto, para hacer parte de los registros celestiales, usted y yo necesitamos rendir la vida a Jesús y esto implica caminar en obediencia a su palabra, de lo contrario, el destino que nos espera es ser borradas del libro y lanzadas al lago de fuego.
Es momento de decidir.
Dios te bendiga.
Alejandra Bustamante.
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