AMOR QUE ECHA FUERA EL TEMOR

Julio 9 de 2020


AMOR QUE ECHA FUERA EL TEMOR


“Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento” 

Salmos 23:4 

Jesús no prometió una vida sin obstáculos o dificultades, por el contrario, dejó claridad en su palabra acerca de lo que enfrentaríamos durante el paso por este mundo, es inevitable pasar circunstancias sombrías; sin embargo, aunque hay garantía de experimentar aflicciones, también hay garantía de la compañía de Dios en cada momento. 

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” 

Juan 16:33 

Volviendo al contexto del Salmo 23, es importante considerar que las ovejas pueden atravesar momentos sombríos; se dice que estos animales tienen una excelente visión tanto a blanco y negro como a color, no obstante, en espacios de poca claridad no se defienden bien, además son de naturaleza volátil y nerviosa, lo cual las hace propensas a correr sin control estando expuestas a caídas por riscos y peñascos. Es ahí donde el pastor con su vara y su cayado, las controla y las detiene al momento de estar cerca de dar un mal paso, para luego protegerlas y orientarlas a un lugar seguro. 

La vara y el cayado utilizados por Dios para proteger nuestra vida e infundirnos aliento es su Santo Espíritu y su Palabra. En aquellos momentos donde nuestro pie va directo al resbaladero, Él nos recuerda sus demandas y nos restaura con su fiel amor, además en medio de la aflicción nos atrae con ternura a sus brazos de sanidad. 

Pero, creo que el salmista no solo hace referencia a los valles de sombra de muerte para ilustrar las dificultades de la vida, sino también, para dar a entender que aún en el mismo momento de partir de este mundo, una persona que haya sido guiada por el Buen Pastor: Jesús, tendrá la plena certeza que lo que le espera es gozo eterno y salvación, por tanto, no tendrá temor. 

El ejemplo más cercano, lo viví en marzo del año inmediatamente anterior, cuando producto de un cáncer, la mujer que me predicó acerca de Jesús, falleció. Ella aún en su lecho de muerte, pintaba una sonrisa en su rostro, cantaba y daba gracias a Dios, hasta tuvo el valor de grabar un video de despedida para sus seres queridos, en el que batía sus manos, segura de irse al encuentro con su amado Señor. De este privilegio solo gozamos quienes caminamos con Cristo. 

Nadie se iguala a nuestro amado Pastor, dejemos que su vara y su cayado nos infundan aliento.



Dios te bendiga. 

Alejandra Bustamante.


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